Andanzas por Petra
¡Hi!, everyone… tras unos meses de inactividad en el blog… (por razones y tareas varias….) finalmente me dispongo a compartir la última de mis andanzas, esta vez por territorio jordano, para vivir un sueño más: ¨El de caminar por la bella y enigmática ciudad de Petra¨… esa auténtica maravilla del mundo antiguo que, sobreviviendo a terremotos, crepúsculos, olvidos y demás avatares, ha llegado a nuestros días, magnifica e imperturbable…
Interesante la vida y obras de aquellos nabateos que, al parecer, construyeron y ocuparon el lugar… pero… antes de nada, vamos a comenzar por el principio…
Menudo alegrón inmenso… al recibír la noticia de que, mi Gran Amiga, por y para siempre, mi leal e incondicional compañera y confidente de mil penas y otros tantos regocijos… se disponía a visitarme en Israel y acompañarme en el duro trance de cumplir los 60…
Y, cómo comprenderéis… tan importante evento, bien se merecía especial tratamiento… así que organizamos una escapadita a Petra, que, si París bien vale una misa… Petra bien se merece un gran esfuerzo… y… ¡vaya si lo hicimos!… en todos los sentidos… porque… sin entrar en otro tipo de detalles… cuando estábamos en Jerusalén, dispuestos a salir tempranito para Eilat (la punta sur de Israel y uno de los pasos fronterizos para entrar en Jordania)… mi Jaimito cayó en la cuenta de que había olvidado sus pasaportes… totalmente imprescindibles para poder salir y entrar de este y del otro país… urgfff, ¡crgrgrgrg!. MECAGOENTOLOQUESEMENEA!!!
Alternativas?… pues una de dos: o quedarse él solito en Eilat, mientras nosotros disfrutábamos de Petra, o retornar a casa, (norte de Galilea), recoger los pasaportes y reanudar viaje…, lo cual suponía añadir unas cinco horas más de coche y de fatiga… porque conducir en Israel es demoledor… Pero, entre perderse Petra y, purgar el susodicho despiste, llevando el volante unas cuantas horas más de lo previsto… la elección estaba clara… que Petra no hay más que una… y a saber por cuánto tiempo más podremos visitarla sin problemas (teniendo en cuenta la inestable y lamentable situación de los países vecinos, como Siria, Líbano o Egipto)…
Superado este inesperado escollo… y, “muy bien acompañados” por Javier y MariXoxe… partimos felices y campantes (… esta vez con pasaporte y todo), rumbo a Eilat… atravesando todo el desierto del Néguev y con parada obligatoria en Mitzpé Ramón para disfrutar de las magníficas vistas que nos ofrece el imponente … misterioso y, al parecer, más grande Cráter del mundo, (de origen desconocido)…
Me salto todo lo de Eilat… sus flores, temperatura, descansito en la playa, bañito en aguas del Mar Rojo… paseítos y demás… para entrar de lleno en nuestro objetivo primordial: “Petra”.
Teníamos contratado un tour, de un día, para los cuatro, con guía en español incluido. Bien tempranito, un minibús nos recogió en el hotel, para dejarnos, unos pocos kilómetros más allá, en el paso de frontera “Aravá”, (también llamado “terminal Isaac Rabín”), para ir de Israel a Jordania y viceversa… Lo curioso es que tienes que cruzar a pinrel (es decir… caminando), porque los vehículos de un país no pueden pasar al otro… Así que, resignadamente, fuimos pasando de ventanilla en ventanilla y de aduana en aduana… primero por las israelíes y después por las jordanas, pasaporte en mano y pidiendo para tus adentros que todo esté OK y que podamos cruzar sin problemas… ¡ufff!… después de unos cuantos sellos y trámites… ¡pasamooos!
¡Qué sensación!… atravesar esos pocos metros vacíos…ese pequeño espacio… tierra de nadie… ¿?, (ya estas fuera de una frontera… pero aún no has llegado a la otra); ese corto recorrido… pero que te parece laaaaaargo… como en las pelís, cuando hacen los intercambios de presos, espías… y cosas de esas… ¡qué tensión… y desasosiego! ¡Oiga!… porque te encuentras a tiro de cualquiera de los dos lados… y no estas a salvo de ninguno, jeje…
Y, ya en el otro lado… (Jordania) nos esperaba nuestro guía turístico, un jordano llamado Azmi… peculiar… y pintoresco, donde los haya… Parecía salido de una novela negra… uno de esos tipos, deslucidos y solitarios ya de vuelta por la vida, como los que nos describe J.L. Alvite, en sus Historias del Savoy… Todo un personaje, pero eso sí… conocedor de su trabajo, que, entre cigarro y cigarro… nos iba dando cumplida y detallada información sobre todo lo relacionado con Petra, Jordania y demás asuntos de interés…
Ya lo dijo Lawrence de Arabia, cuando correteaba por estos lares: “Nunca sabrás qué es Petra realmente, a menos que la conozcas en persona” y coincido plenamente… Petra no es para que te la cuenten… hay que experimentarla… Por muchas fotos o documentales que hayas visto… la caminata por el angosto Siq, la sensación de estar formando parte de un escenario milenario y el pálpito que sientes cuando de sopetón, desembocas en Al Khazneh (El Tesoro)… son algo indescriptible…
Gente lista aquellos nabateos que eligieron este lugar para afincarse… Petra está bien oculta y camuflada entre las montañas, es prácticamente impenetrable, con un único punto de entrada… Fácil de proteger y difícil de asediar, porque los nabateos eran unos fenómenos, no sólo con el cincel…tallando en roca viva edificios, tumbas y templos, de arriba abajo… (sí, sí… comenzaban a construir por el tejado (la parte de arriba)), sino que, además, tenían un sofisticado sistema de canalización y almacenaje, para aprovechar cada gota de agua con la que abastecer la ciudad y a sus más de 20,000 paisanos…
Un lugar perfecto para que, las largas caravanas de la Ruta del Incienso, se detuvieran a descansar a salvo de salteadores, ya que, previo pago de un 25% de las ricas mercancías que portaban (incienso, seda, mirra, especias y demás), los nabateos les proporcionaban agua, protección, alojamiento y diversión, y así… convirtieron a Petra en uno de los reinos más ricos y prósperos de aquellos tiempos…
Cuando avistas Petra desde Wadi Musa o “el Valle de Moisés”, (la ciudad más cercana) nada te hace prever lo que te vas a encontrar… pues sólo ves montañas y una gran grieta… pero una vez que te adentras en el desfiladero, pasas de la sorpresa al asombro y de luces a sombras, con cada paso que das y en cada revirar de una esquina.
Nuestro guía fue de lo más pródigo en información, hasta el punto que sus compañeros bromeaban, cuando nos veían una vez más, parados, escuchando su amplio repertorio: “Pero, ahora y aquí… qué les estas contando?” Buen guía… sí señor… algo peculiar pero experto en la materia y muy elocuente… Aprendimos mucho sobre Petra y sus moradores.
El Siq (como llaman al desfiladero) es realmente asombroso… con esos paredones impresionantes que en algunos puntos parecen juntarse y apenas dejan pasar la luz del sol y toda esa gama cambiante de color, que va del rosa al amarillo, pasando por todas las demás tonalidades de ocres y marrones… Es algo prodigioso que, intentas plasmar con el clic de tu cámara… pero es imposible materializar esa diversidad de tonos cambiando a cada instante.
La magia y el silencio de lo extraordinario, de vez en cuando se interrumpe por el ruido de calesas y caballos a galope, llevando turistas que, prefieren moler sus huesos con el traqueteo, a caminar por siglos y secretos, experimentando la fantástica experiencia de explorar cada curva, cada recoveco… descubrir retazos de leyenda y pasado con cada monumento, inscripción o grabados que vas encontrando… e imaginar las idas y venidas de todas aquellas gentes, que hace más de dos mil años, transitaban por el mismo empedrado que tú estás pisando hoy.
Pero la sorpresa es MAYÚSCULA cuando… al terminar el desfiladero, de forma casi inesperada, te topas con “El Tesoro del Faraón “ o “Khazneh”, la fachada más famosa de Petra, tallada en plena roca… ¡¡Wow‼… o cómo diría mi nieto Izan: ¡¡Jooopetas‼ …
No hay palabras para describirlo porque te quedas sin aliento… y porque, todo lo que podrías decir ya ha sido dicho… Realmente es una visión fascinante.
Hay mucho más, para ver en Petra… la Calle de las Fachadas, el Anfiteatro esculpido en piedra rosácea, mogollón de interesantes y enigmáticas construcciones funerarias, el Monasterio (Al-Dayr), al que no fuimos porque había una buena subidita y, ni nuestros pies estaban para más trotes, ni nuestro corazón para más emociones… Así que teniendo en cuenta que teníamos que deshacer lo andado, reponer fuerzas y regresar a Eilat… Nos dimos media vuelta, satisfechos, porque realmente valió la pena todo el esfuerzo para llegar aquí… y, porque ya por siempre, guardaremos en la retina y en nuestros recuerdos la imagen de una misteriosa, legendaria y fascinante PETRA.
Y… con este magnífico viaje y con tan grata compañía… queda inaugurada oficialmente, la entrada de esta menda… en La Tercera Edad
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Woooooow!!!!! Quiero iiiiiiir!!!!!!!
Hola Pilar! gracias por tu entretenido y simpatico relato sobre tu paseo a Petra. Sin dudas esta en mis planes de viajes a realizar.Solo quiero hacerte una pequeña pero no menos ilustrativa observación respecto a tu relato.
El paso fronterizo de Israel a Jordania es como el de cualquier aduana en el mundo. Israel y Jordania han firmado un tratado de paz en 1994 y tienen relaciones diplomáticas , que podrían optimizarse , de modo que el paso de un país a otro no debiera haberte estresado cuando lo atravesaste. Las relaciones entre ambos países no son todo lo fluidas que se pueden esperar de dos países amigos , pero no hay ninguna situación de conflicto entre ambos.De hecho no pasan vehiculos de Israel hacia Jordania pero -si bien no es lo mas frecuente- ingresan vehiculos Jordanos a Israel.El estado Judio tambien mantiene un estatus igual con Egipto. Libano y Siria son los paises por los que no podrias ni salir ni entrar desde Israel pues aun no fue reconocido el pais por sus vecinos y efectivamente , estas son fronteras conflictivas. Espero haberte aportado mi granito de arena en este tema! Cordialmente Jorge
Muchas gracias Pilar por este nuevo repor maravilloso. Petra siempre sorprende.
Magnífico reportaje, con suspense inicial y final feliz. Tus “prácticas” blogueras han desarrollado una gran facilidad para transmitir sensaciones, que recibo y saboreo con gusto. Una visita a una antigua ciudad para celebrar tanta primavera vivida . . . y las que te quedan. Un abrazo.
Mi querida amiga. Las sensaciones, que son producto de conjugar lo espiritual con lo material de cada persona, son absolutamente compartidas por mi, pero dudo que hubiera podido plasmarlas como tu has hecho. Enhorabuena por tu blog. Grandes abrazos. Javier
¡Espectacular! Entran ganas de coger billete ya e ir para allá a verlo en directo, pero tendrá que esperar.
Sin duda una forma inmejorable de celebrar un cumpleaños tan importante, un viaje inolvidable.
¡Besos!